“Chalecos amarillos”

cinco estaciones para un camino sin rumbo

Resumen

El movimiento de los “chalecos amarillos” se caracterizó inicialmente por su diversidad. Abarcaba desde situaciones personales angustiosas hasta representantes de una clase media víctima de los cambios económicos y sociales y temerosa del desclasamiento. Buena parte de los manifestantes procedía de una Francia periurbana muy dependiente del coche en la vida laboral como en la personal. Una Francia ex-centrada económica y culturalmente, dominada por un sentimiento de abandono y exclusión.

Caracterizado por su desconfianza y rencor frente a las élites políticas, económicas y culturales, el movimiento buscó sistemáticamente sus referencias en el recuerdo de la Revolución Francesa.

Tras las medidas económicas arbitradas en diciembre de 2018 por el presidente Emmanuel Macron y el sentimiento de que la sociedad había tomado conciencia de sus problemas, la mayoría de los “chalecos amarillos” regresó a casa. La perpetuación de la protesta a través de la ritualización de las manifestaciones sabatinas se caracteriza por unas movilizaciones cada vez más minoritarias y radicalizadas. Hoy se impone el sentimiento de que sobrevive una forma de resentimiento social que deriva cada vez más hacia el nihilismo y el odio irracional hacia el estado.