El arte excelso de Antoñete
Palabras clave:
Toreros, TauromaquiaResumen
La figura de Antoñete poseía algo mágico, un componente único que en contadas ocasiones poseen los hombres y los toreros: prestancia. Una excelencia, una distinción de la que gozaba su físico, que cautivaba, no por bello, concepto escaso para definir el embrujo de Antoñete, sino por un poderío que conquistaba por imantación, y por su presencia, que era capaz de capturar de modo férreo las miradas de los espectadores en las plazas de toros.