Diego de Pantoja y su Tratado de los siete pecados y virtudes (1614)
estrategias e implicaciones
Palabras clave:
China, MoralResumen
Haber enfrentado el difícil reto de sacar adelante una controvertida relación intercultural con el fin de allanar el camino a la posibilidad de que la moral tradicional china pudiera ser asimilable dentro del cristianismo es el grandioso mérito de este ejemplar jesuita toledano al que ahora y siempre resultará justo exaltar con la debida honra y admiración que su vida y su obra merecen. A través de estas páginas observaremos cómo el estratégico afán evangelizador y la perspicacia de este primer misionero en llegar al centro del imperio chino para proponer a los eruditos cortesanos de entonces las implicaciones de su Tratado de los siete pecados y virtudes le llevaría a descubrir la imposibilidad de reconvertir los matices propios de la compleja moralidad china sin más al plan salvífico de la exigencia moral cristiana que se ancla y orienta dentro de un orden trascendentemente espiritual. En este recorrido que sigue siendo apasionantemente actual, los descubrimientos a los que se enfrentaría Pantoja nos interpelan, a propósito de la presente indagación, a quienes hoy desde nuestros orígenes culturales iniciados en Atenas y Jerusalén nos acercamos, ya sea de modo intelectual y/o vivencial, a los intersticios culturales de nuestros amigos orientales.