El toreo niño de Rafael De Paula
Resumen
Fui aficionado a los toros desde mi infancia. Probablemente por cercanía: nací y viví hasta mi juventud en la Avenida de los Toreros, en la casa más cercana a la Monumental de las Ventas. Asistía, con pocos años, con mi padre a las corridas. Era inclinación general en el barrio y particular en él. Años sesenta. La he mantenido desde entonces y han pasado por su arena generaciones de toreros. Mejores y peores, algunos excelsos y unos pocos únicos. Entre estos últimos, el torero gitano Rafael de Paula, ha sido el que más me ha emocionado y el que más me ha hecho sufrir con su toreo poético y misterioso, de mágica inspiración y desgarrada autenticidad. Y su personalidad gitana, libre y espontánea, ajena a las normas que establecen las convenciones sociales y aun las taurinas. Ha sido foco y centro de pasiones y odios, ensalzado y vituperado por aficionados, críticos, escritores y poetas. Este artículo pretende aproximarse a las claves y enigmas de su toreo y su personalidad entre las que destaco su fidelidad a la naturaleza, al mundo libre y niño que es rasgo común de la cultura gitana y esencial y singular en Rafael de Paula.